Las piezas de ajedrez tienen su propio y particular campo de batalla: un tablero de 64 casillas, 32 blancas y 32 negras (a veces se pueden usar otros colores, pero éstos son los más habituales). Lo primero que tenemos que conocer es cómo se coloca dicho tablero. Siempre lo haremos de la misma forma, de tal manera que a nuestra derecha haya una casilla blanca:
El tablero está dividido en filas, columnas y diagonales. Es importante
familiarizarse con estos conceptos, ya que serán muy utilizados a lo largo del
manual. Veámoslo en diagramas:
El tablero consta de ocho filas, numeradas del 1 al 8, y ocho columnas,
definidas por otras tantas letras, de la 'A' a la 'H'. De este modo podemos
identificar cada casilla de manera sencilla con sólo dar un número y una letra. Así,
por ejemplo, las casillas de las esquinas del tablero serán: a1, h1, a8 y h8.
A continuación vamos a conocer cómo se colocan inicialmente las piezas,
el momento en que ambos ejércitos esperan impacientes el comienzo de la
batalla. Su distribución es armónica y tiene bastante lógica. Por delante se sitúan
los peones, que actúan como soldados de infantería y protegen al resto de las
piezas. El rey y la dama se colocan en las posiciones centrales, ya que son las
piezas más importantes y de ese modo están más resguardadas. A izquierda y
derecha de los monarcas se colocan el resto de piezas, con las torres situadas en
las esquinas del tablero, como si de una fortaleza se tratase. Veamos con
nuestros propios ojos donde debe situarse cada pieza:
Según están colocadas, las blancas se mueven hacia arriba y las negras
hacia abajo. Ya conocemos cómo se sitúan las 32 piezas sobre un tablero de
ajedrez, el siguiente paso no puede ser otro que descubrir cómo se mueve cada
una de ellas, pero para ello tendréis que pasar al siguiente apartado y seguir
leyendo.
Historia del Ajedrez
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